Casa Miguel - Santiago de Compostela

Restaurante mítico de Santiago que se ha traspasado hace unos meses manteniendo su esencia, churrasco del bueno y mejorando la atención de antaño.Carta corta, local sin alardes con mantel de papel, especialidad churrasco con patatas fritas y eso es lo que hay que pedir si acuden. Por unos 20€ por comensal comimos churrasco mixto, con vino embotellado y postre. No es caro para los tiempos que corren. 100% recomendable si quieren comer churrasco en Santiago.

Nos dejamos asesorar por unos amigos de Santiago de Compostela y fue todo un acierto. Trato amable y cordial del dueño, muy profesional. Y la comida, insuperable, no me he comido un chuletón así de jugoso, sabroso y delicioso en mi vida. Volveré seguro.

Mi experiencia ha sido la peor que he vivido en un restaurante. Lo PEOR con diferencia ha sido el CAMARERO. El camarero sirve y toma nota si educación. El camarero literalmente te tira los platos encima de la mesa. El camarero nos ha hecho pasar muy mal rato cuando después de servir el churrasco y el chuletón, en cuanto ha visto que dos personas comían churrasco ha venido corriendo a decirnos que si comemos más de uno de ese churrasco nos iba a cobrar más, tras discutir con él el por qué, le hemos preguntado que si no podía comer todo el plato una persona prefería tirar la comida a que se la coman los demás, a lo que ha respondido “Sí”. Se nos ha cerrado el estómago y ya no hemos podido comer más. Una pena porque la comida estaba realmente rica pero un camarero así hace que no disfrutes como se merece.

Increíble la malísima atención que recibimos por parte del dueño. Literalmente nos tiraba los platos de comida a la mesa, con mala leche. Nos dio varias contestaciones súper desagradables. Le pedimos que nos aconsejara acerca del peso recomendable para un chuletón para 3 personas y nos respondió de mala gana que él no tenía ni idea de lo que cada uno pensaba comer. Luego nos echó la bronca porque una amiga pidió churrasco y al no poder terminárselo ella sola, otro amigo le cogió un poco... Y en qué hora! Vino corriendo a la mesa a increparnos por ello, diciendo que si no podía acabárselo, que la comida se tiraba.... A-lu-ci-nan-te. Jamás me habían atendido tan mal en ningún sitio. Hizo que se nos atragantara la comida.

Vivimos en A Coruña, y cuando nos apetece un buen churrasco, no lo dudamos. Primero un paseito por Santiago y luego a Casa Miguel, el mejor churrasco y Miguel un fenómeno.