La Rambla - Monesterio

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Paramos en Monesterio después de unas horas de viaje. Viendo la fachada de azulejos, parecía un bar con historia, así que paramos con la idea de comer unas tapas. Pedimos un par de cocacolas, y nos planta en la mesa un cuenco con snack cocktail, que incluía ganchitos, aros de cebolla, pajitas, gusanitos.... increíble. Entré al baño, cruzando el bar, con la barra llena de vasos sucios, música rock a tope, y el camarero bailando como si estuviera en el Viña rock. Como era de esperar, el baño no tenía luz, y el wc estaba averiado. Siendo poco esto, había dos perros de vecinos en la terraza, y el camarero no paraba de acariciarlos y jugar con ellos. Podría pensar que se lavará las manos antes de tocar el jamón, pero no lo voy a hacer. Ah, y la cocacola fue cara.

Íbamos de paso y decidimos parar a comer unos bocadillos rápidos. Lo primero que hicimos fue pedir la carta y al ver que no la tenían, tuvimos que tomarla de otra mesa. Después, tuvimos que ir a la barra a pedir la bebida porque el camarero estaba disperso... y no tenían nada de lo que pedimos, ni Coca-Cola Zero, ni Fanta de naranja, ni Coca-Cola Light, ¡NI AGUA! Tuve que preguntar si era una broma, pero me dijeron que se les había acabado todo durante el fin de semana. ¿Qué tipo de bar se queda sin lo principal que necesita para funcionar? Tuvimos que pedir la bebida en el bar de al lado y en principio nos quedamos porque ya habíamos hecho el pedido de los tres bocadillos. Pero, ya desesperados después de más de media hora, preguntamos cuánto faltaba para nuestra comida y nos dijeron que ni siquiera la habían registrado ¡Una vergüenza! Obviamente nos fuimos, y todas las demás mesas se estaban quejando por el precio, los pedidos incorrectos o el excesivo tiempo de espera de más de una hora... un desastre. Este lugar no es en absoluto recomendable.

Nos fuimos sin comer después de 2 horas sentados, no había nadie en el restaurante. Y no tenían nada que comer.