Shukran - Ingeniero Maschwitz

A mi gusto deja mucho que desear. Muy lindo el lugar pero no tan buena la comida. Los fatay no los elaboran ellos y son muy pobres en sabor...lejos del verdadero fatay.

Un excelente lugar para comer platos árabes! Nos ofrecieron picada para degustar exquisita yuy abundante! El café a la turca riquísimo. La ambientación del lugar y la calidez de la atención excelente! La crítica, pago al contado

La verdad, despues de leer los comentarios, fui con muchas expectativas, ya que me encanta la comida arabe. Nos pedimos un combo: el sahir#1, para dos personas, hummus, hojas de parra, tabbule, etc, en total eran 6 propuestas diferentes, en bols de postre, nos quedamos con sabor a poco, por eso ademas incluimos un keppe nayeh, que vino muy bien presentado, pero como se come con cebolla picada, nos trajeron en otro bol, dos cuartos de cebolla, que tuve que picar yo!!! Ademas una vez mas sabor a poco, las porciones son demasiado chicas. La presentacion es buena, la comida es buena, pero definitivamente las hay mejores.

Fui un domingo con mi esposo. Pensábamos comer en alguno de los lugares que están en la entrada del mercado pero estaban atestados. Como no nos gustan los amontonamientos gastronómicos, nos adentramos para ver el resto y encontramos este lindo rincón. Tranquilo, con muy linda ambientación con narguiles en las mesas. Probamos las degustaciones de platos salados y dulces, todo excelente. Muy atentos el dueño y la mesera que nos explicaron la composición y el origen de los platos. Volveremos!

Dentro del predio del mercado hay varios lugares para sentarse a comer, pero los mas recomendados están repletos, casi desbordados, con las mesas apretadas en el medio del paso de la gente o al sol. Elegimos Shukran porque está algo apartado del bullicio, el ambiente es elegante y mas reservado. La calidad de los platos es excelente, por lo que entendemos de comida árabe (en realidad libanesa) y la atención muy discreta y parsonalizada. Luego de las degustaciones de platos principales y de postres cerramos con un café a la turca servido en un pocillo mas que original y con una magia especial, supongo que era cardamomo. Recomendable.