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Contribute FeedbackLa comida en la terraza cerca del monasterio es genial. A pesar del calor, se está muy bien en la terraza. Después de visitar el monasterio, se agradece tener un lugar así.
Un buen menú del día con unas habas sabrosas con especias y un delicioso bacalao. Todo acompañado de un agradable vino de Cariñena. Lástima el postre que elegimos, piña, eran dos rodajas casi transparentes y finas.
Llegamos agotados después de una ruta en bicicleta de montaña y encontramos este restaurante como un oasis en el desierto. Comimos estupendamente bajo la sombra en la terraza, recomiendo las patatas bravas y las alcachofas salteadas que están deliciosas. Además, el trato excelente de Marta, la propietaria, aseguro que fue una experiencia agradable. ¡Volveré!
Excelente comida,camareros atentos y muy simpaticos,pollo rustido,callos,parrillada de carne,muy bien