Tip Top - Pamplona/Iruña

10 euros x unas rabas resecas y d las más baratas, q hasta las marcas blancas d supermercado las tienen mejores y 2 vinos mal servidos, la copa d mi marido generosa y la mía escasa, en total 15 euros x un asco

Fuimos a comer el día de Reyes 9 personas con reserva previa. Nos tardaron en atendernos una hora, los risottos todavía congelados y para el segundo plato más de una hora, todo frío y seco. El personal fue desagradable y lento, todo estuvo mal, mal. La calefacción brillaba por su ausencia. Sin embargo, cobraron como si todo fuese correcto. Fue un desastre generalizado.

NO IR NUNCA A ESTE SITIO!!! El dueño, Carlos, es un sinvergüenza que nos dejó a un montón de personas tiradas que teníamos reserva hecha para almorzar el día del chupinazo. Para asegurarse tener todo lleno, montaba reservas cada 30 minutos, un tiempo imposible para dar de almorzar a cuadrillas de 8-12 personas. Un tipejo miserable al que le da igual que la gente que empieza las fiestas con ilusión se lleve un sopapo. Pero es que además es un cobarde, porque no tuvo ni los arrestos de estar allí para dar la cara ante sus clientes, contrató a unos pobres mataos para ese día que se tuvieron que comer todas las broncas, una auténtica encerrona para las pobres chicas en la barra contratadas por ese día que tuvieron que soportarlo. Y él tan ricamente por ahí, estaría almorzando dejando el marrón a otros y a decenas de personas enfurecidas sin almorzar. Una mala persona en todos sus aspectos. Se merece lo peor.

Recuerdo Tip Top como un local de encuentro, un restaurante informal con platos combinados y bocadillos de un éxito indudable. Hacía muchos años que no iba, pero ayer fui a comprar unos bocatas para ir a ver los fuegos artificiales. Los ruidos de extrañeza y queja de mi estómago eclipsaron los de la traca final. Desastroso

Hicimos una reserva para el día del chupinazo y cuando llegamos había alrededor de 50 personas esperando por esas mismas mesas, ya que el dueño las había sobre vendido, sin importarle en absoluto no poder atender a todas esas reservas. Además, dejó a cuatro pobres camareros a cargo de toda la confusión que se armó en el bar y ni siquiera se dignó a aparecer ni contestar el teléfono a sus propios trabajadores. La cereza del pastel es que, de las 10 personas que éramos y que finalmente conseguimos sentarnos a la mesa dos horas más tarde, perdiéndonos el chupinazo, sólo nos sirvieron dos platos, los cuales estaban absolutamente fríos y de mal sabor. El local estaba sucio, descuidado y olía mal. Fue la peor experiencia, un engaño por parte del dueño y la comida era incomible.